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http://repositorio.ujed.mx/jspui/handle/123456789/206
Título : | Sonidos de Poder. Los usos de las campanas de la catedral de Durango (1765-1866) |
Autor : | García Cueto, Pablo Israel. |
Palabras clave : | Campanas Catedral de Durango Campo sonoro Iglesia Estado |
Fecha de publicación : | oct-2023 |
Editorial : | Universidad Juárez del Estado de Durango Instituto de Investigaciones Históricas. |
Citación : | Director Dr. Massimo Gatta |
Resumen : | En la presente tesis se analiza la manera en que se veían representados los grupos de poder como la Iglesia y el Estado en la sonoridad de las campanas catedralicias de Durango, así como las dinámicas que se establecieron con los grupos sociales subordinados a partir de los toques entre 1765 y 1866. Para una mayor comprensión de dicho fenómeno, se consultaron fuentes documentales inéditas que, junto con fuentes bibliográficas, arrojaron datos con los que se pudo demostrar que los usos de las campanas coadyuvaron, en buena medida, a la conservación de la hegemonía de ambos grupos de poder sobre la población duranguense. Del mismo modo, se revela una relación de conveniencia mutua entre la Iglesia y el Estado con los grupos subordinados. Las explicaciones contenidas aquí no se limitan a la temporalidad ya descrita, sino que se extienden desde el siglo V, cuando se comenzaron a utilizar las campanas dentro del cristianismo, primero para convocar a los creyentes al culto divino y a las oraciones personales. Posteriormente, los usos las campanas se fueron desarrollando a lo largo de la Edad Media, pues se implementaron los dobles fúnebres, llamados a las fiestas religiosas, rogativas, ahuyentar tormentas y para indicar la cadencia del tiempo. Al exterior de la Iglesia también se empleó la campana para indicar el inicio y fin de la jornada laboral, llamar a la defensa de la ciudad por algún ataque extranjero, dar aviso de incendios o cataclismos, convocar a la población por algún asunto civil. Este cumulo de tradiciones campaniles, surgidos en el medioevo, se trasladó a la Nueva España y a su vez a la Nueva Vizcaya por medio de los misioneros y exploradores españoles. Es en 1765 que la catedral de Durango contó con veintiuna campanas, hecho que permitió observar una regularidad de la sonoridad campanil, pues con ese número de instrumentos se tuvo oportunidad de crear una configuración armónica que podía compartir mensajes más precisos que informaban y convocaban a los duranguenses a las diversas actividades que la Iglesia y el Estado dispusieron. Esto permitió un auge en los usos primarios de las campanas, es decir, aquellas utilizaciones cotidianas de los instrumentos. Así pues, durante el resto del siglo XVIII y buena parte del XIX, se provocó un abuso de toques que tuvo que ser reglamentada con base en el pensamiento ilustrado, que regía las políticas de la época. iv En el periodo virreinal se publicaron tres reglamentos de campanas entre 1761 y 1794, los primeros dos no se aplicaron en Durango, el tercero surtió sus efectos en la ciudad entre 1794 y 1804, no obstante, su vigencia no perduro por mucho tiempo y sus normas pronto cayeron en el olvido, pues tanto las autoridades eclesiásticas como gubernamentales no se dispusieron a dejar de lado la valía del medio de comunicación masiva que representaba la campana. El siglo XIX representa para la ciudad de Durango (y para todo el territorio que hoy es México) una época de caos, porque se suscitó el fin del virreinato y la transición hacia una forma de gobierno republicana. Tal inestabilidad política se reflejó en el sonido de las campanas. También se presentaron silencios de campanas en la periferia del obispado duranguense, lo que despertó quejas de los pobladores, pues reclamaban los toques para organizar sus labores diarias. Con la consumación de la Independencia en 1821, la actitud de los políticos duranguenses fue de rechazo hacia la sonoridad campanil, pese a esto, con el paso del tiempo los toques se fueron aceptando con mayor facilidad y no tardaron en aplicarse usos civiles a los instrumentos. De ese modo, se convocaba a elecciones presidenciales, promulgación de constituciones, protesta de gobernadores y congresos estatales, todo con el sonido de las campanas de la catedral. Aparentemente este conglomerado de tradiciones campaniles llegó a su fin en Durango en 1866, cuando se circuló por toda la ciudad un edicto que prohibía su sonido, sin embargo, es necesario observar el contexto histórico y documental para llegar a una conclusión más exacta. |
Descripción : | Tesis para obtener el grado de Maestro en Ciencias y Humanidades con terminación en Historia. |
URI : | http://repositorio.ujed.mx/jspui/handle/123456789/206 |
Aparece en las colecciones: | Maestría en Ciencias y Humanidades |
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